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3 de noviembre de 2015

Intendente Vargas y Rector de Universidad Católica sellan compromiso para la reconstrucción de Atacama

  • Junto con la firma de un convenio que formaliza la colaboración de la UC con la reconstrucción de las zonas más afectadas por los aluviones de marzo, se presentó un diagnóstico preliminar sobre la situación medioambiental de Chañaral, Copiapó y otras localidades.

 

Colaborar con Chañaral, Copiapó y otras localidades de la región,  en un plazo de dos años, es el objetivo de un convenio de colaboración firmado entre el rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Ignacio Sánchez, y el intendente de Atacama Miguel Vargas, con la presencia del alcalde de Chañaral Héctor Volta.

“Conmovidos por el dolor –que causaron los aluviones  del 24 y 25 de marzo pasados- prontamente nos acercamos a las autoridades locales para expresarles nuestro deseo de ponernos a su disposición para colaborar, con mucha humildad, en la titánica tarea de la reconstrucción”, expresó el rector Sánchez.

La iniciativa, busca poner al servicio de la comunidad las investigaciones y experiencia de la universidad en los más diversos ámbitos: planificación territorial, salud pública, manejo de desastres, evaluación ambiental, apoyo sicológico, entre muchas otros, a lo que se suma la Biblioteca Escolar Futuro para entregarles un espacio de lectura a los niños y familias, y un proyecto de viviendas ecosustentables.

El Intendente de Atacama, Miguel Vargas, manifestó que “siempre sostuvimos que para tener éxito -tanto en las labores de la emergencia como las que vienen, más vinculadas a la reconstrucción- era importante establecer redes de colaboración tanto al interior de la región, como con instituciones y entidades académicas como la Universidad Católica, que nos permitan ser mucho más precisos en las decisiones, basándonos en la información que nos aportan. Este convenio con la Universidad Católica es muy importante por cuanto se centra en ámbitos muy precisos, sobre todo en un ámbito tan sensible para la comuna de Chañaral como lo es el medio ambiental”.

La primera autoridad de la región de Atacama también se refirió al trabajo que la Universidad realizará en planificación urbana, dando a conocer que “el proyecto habitacional que vamos a iniciar en el mes de diciembre, que es el primer proyecto de reconstrucción de vivienda en nuevos terrenos tanto en Chañaral como en El Salado, será desarrollado por el Centro de la Madera que depende de la Universidad Católica”.

Situación medioambiental

En el marco de este convenio, se presentaron los resultados preliminares sobre la situación medioambiental de Chañaral y Copiapó, y las causas del evento climático. Así, el Centro Nacional de Investigación para la Gestión Integrada de Desastres Naturales (CIGIDEN), afirma que los aluviones se produjeron debido a un evento de precipitación excepcional, tanto por la cantidad de agua caída (80 mm de agua caída sobre la parte alta de la cuenca del río Salado), como por la fecha en que ocurrió.

Luego,  el Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (CEDEUS), examina los lodos en zonas afectadas por el aluvión en Copiapó y Chañaral, los que no superan los límites de intervención de plazo intermedio definidos por el MINSAL. Sin embargo, algunas muestras de polvo y suelos muestran concentraciones de arsénico, cobre, mercurio, plomo y zinc sobre los valores de referencia internacionales de largo plazo.

El Departamento de Salud Pública analizó muestras de orina y polvo en Chañaral, las que presentaron niveles bajos de arsénico, cobre y plomo, menores a los medidos previamente. Esto podría deberse a que los lodos conformados por la mezcla de residuos y aguas desde la cordillera habrían generado un “efecto de lavado” sobre la ciudad.

Finalmente, el estudio de la Facultad de Ciencias Biológicas determinó preliminarmente que las aguas de la bahía de Chañaral muestra niveles de cobre mayores a los reportados antes de los aluviones; mientras que el cobre total disuelto en el agua de la caleta de Pan de Azúcar son bajos y similares a los registrados anteriormente, y no representan riesgo de toxicidad para los organismos marinos.

Como concluyó el rector Ignacio Sánchez, “creemos que este trabajo será de mucha utilidad para las autoridades del sector público y privado, y la sociedad civil en general, en los próximos pasos que deberán seguir para levantarse en conjunto y proyectar esta zona en un nuevo escenario más preparado para eventuales contingencias”.

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